España volvió a batir récord en tener la bandera más grande del país –y del mundo–. Si en octubre pasado, en plena crisis por el desafío independentista catalán, un edificio de 14 plantas en el barrio de Valdebebas, Madrid, lucía un estandarte de 731 metros cuadrados, ahora es un cultivo de cereza de dos hectáreas en la comarca de Calatayud, Zaragoza, el que luce una enorme insignia rojigualda.

Un total de 22.000 metros cuadrados de malla antigranizo roja y amarilla: así es la bandera que creó la empresa MountainCerry para proteger los cultivos de esta comarca aragonesa de 22.000 habitantes, cuya instalación requirió de una semana.

«Reivindicar nuestra bandera». Es la frase que resume el propósito de Alberto Pérez, propietario de la empresa. La iniciativa, con explícitas intenciones nacionalistas, buscaba «hacer que la agricultura en Aragón, y sobre todo en España, estuviese vinculada con nuestra bandera y con nuestros colores». «Una cosa como esta no tendría que ser noticia, tendría que ser lo normal en España, que todo el mundo amásemos nuestra bandera y nuestra patria», añade con orgullo patriótico Pérez.

El País