InicioGeneralidadesHistoria de las banderas del mundo
Seguro que alguna vez te has fijado en que hay banderas de países que se parecen mucho entre sí. Colores iguales, formas idénticas… Nos puede venir a la cabeza el ejemplo de las banderas escandinavas: ¿cómo es la bandera de Noruega? ¿y la de Islandia? ¿y cómo es la de Dinamarca? Son muy parecidas, ¿verdad?
Estas coincidencias (que en realidad no lo son tanto) se repiten por la geografía mundial en más ocasiones de las que pensamos.
Las banderas son símbolos que intentan transmitir una serie de valores con el objetivo de crear identidades, por ello, no es de extrañar que, en una misma región de características históricas y culturales parecidas, surjan símbolos igualmente parecidos. La historia común de países como Guatemala, Nicaragua y Honduras hace que, hoy en día, sus banderas sean prácticamente iguales. Lo mismo ocurre con Australia y Nueva Zelanda, o con Serbia, Eslovenia y Eslovaquia.
En este artículo vamos a viajar por el mundo para descubrir la historia que hay detrás de las banderas, y así intentar conocer un poco mejor distintas regiones y culturas. Es un recorrido apasionante y que nos ayudará a comprender muchas cosas a través de los colores y las formas.
Banderas del Norte de Europa
Comenzamos nuestro viaje por el Norte de Europa. Mencionábamos las banderas de Noruega, Islandia y Dinamarca, que ciertamente son muy parecidas. El uso de los colores azul, rojo y blanco es recurrente en esta zona del mundo, donde además se usa un mismo diseño, apenas repetido en ningún otro lugar.
Este diseño de una cruz tumbada hacia la izquierda sobre un fondo de color es la conocida como Cruz de San Olaf (o simplemente Cruz escandinava), un símbolo de la cultura cristiana que conquistó las heladas tierras del Norte durante los siglos VIII y XIII, en un proceso lento y que fue desplazando poco a poco la cultura vikinga y los mitos nórdicos. Fue en el S.XI cuando el rey Olav Tryggvason comenzó la cristianización de Noruega, tras haber visitado Inglaterra. Ya había habido intentos en siglos anteriores, pero no habían fructificado.
Las primeras banderas escandinavas que adoptaron esta simbolización del cristianismo fueron las de Dinamarca, en el año 1478, y la de Suecia, en 1563. Mucho más tardaron Noruega (1821), Finlandia (1918) e Islandia (1944). Además, hay muchos territorios de la región que mantienen la Cruz de San Olaf en sus banderas, como las Islas Feroe, el Archipiélago Aland o la propia Inglaterra. Si bien en la forma hay total coincidencia, en la utilización de los colores encontramos varias diferencias interesantes.
Todos los países que históricamente han tenido más relación con Dinamarca han mantenido en su bandera el color rojo, protagonista en la bandera primigenia danesa. Suecia es la única que incluye un color propio (el amarillo), y Finlandia escogió los colores que mejor describen su realidad geográfica: el azul del abundante agua y el blanco de la nieve y el hielo. En cierta manera la bandera de Finlandia es un mapa de su territorio, con lagos y ríos azules recorriendo el fondo blanco, que es el país. En cuanto a Noruega e Islandia, es curioso observar que son dos banderas exactamente idénticas, pero con los colores principales cambiados: la cruz de la bandera de Islandia es roja, mientras que la cruz noruega es azul y el fondo rojo, siendo azul en Islandia.
Norte de Sudamérica
Colores mucho más cálidos encontramos en las siguientes banderas, que vienen a ser reflejo de la situación tropical de sus países, muy lejos de las iglesias de madera noruegas o del hielo de Finlandia. En la región que ahora visitamos no hay mención a religiones, pero sí una importante carga histórica y cultural, que une a estas tres naciones: Ecuador, Colombia y Venezuela tienen banderas muy parecidas.
Las coincidencias en las banderas vienen de un extinto país que existió entre 1819 y 1831, la Gran Colombia. La bandera de la Gran Colombia combinaba los colores amarillo, azul y rojo en tres franjas horizontales, en la misma disposición que mantienen actualmente Ecuador, Venezuela y Colombia. Un diseño ideado por Francisco de Miranda, que ondeó una bandera con esos colores por primera vez en 1806.
La primera descripción de los colores que poseía la bandera de la Gran Colombia, así como la interpretación del significado de los mismos, se atribuye al político colombiano Francisco Antonio Zea, quien declaró durante su discurso en el Congreso de Angostura de 1819 (congreso en el cual nació la Gran Colombia) lo siguiente:
Nuestro pabellón nacional, símbolo de las libertades públicas, de la América redimida, debe tener tres franjas de distintos colores: sea la primera amarilla, para significar a los pueblos que queremos y amamos la federación; la segunda azul, color de los mares, para demostrar a los déspotas de España, que nos separa de su yugo ominoso la inmensidad del océano, y la tercera roja, con el fin de hacerles entender a los tiranos que antes de aceptar la esclavitud que nos han impuesto por tres siglos, queremos ahogarlos en nuestra propia sangre, jurándoles guerra a muerte en nombre de la humanidad.
Esta explicación tan exaltada de los símbolos se explica por el momento histórico que se vivía en la región, por ello en la actualidad se hace otra lectura de las banderas. De acuerdo a la interpretación moderna de los colores, el amarillo representa la riqueza de la tierra, así como el sol, fuente de luz, y la soberanía, la armonía y la justicia. El azul representa el cielo, los ríos y el océano. Y el rojo significa amor, poder, fuerza y progreso, recordando la sangre vertida por los patriotas para conseguir la libertad. Colores para recordar la historia.
Los países resultantes de la desintegración de la Gran Colombia mantuvieron el diseño en sus banderas y, si bien fueron produciéndose cambios a lo largo del tiempo, en la actualidad podemos reconocer la bandera madre de forma muy evidente.
Este de Asia

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